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Gracias por nada

Bien-estar:

Tocar el fondo de mi ser. Ser escoria. Ser un lagarto asqueroso saliendo de la alcantarilla pidiendo que le tiren al menos un trozo de compasión. De compasión por mí misma que por muchos momentos tuve olvidada. Hubieron días de ser un lagarto. Un lagarto sí, muy enorme, en la ciudad. Me acuerdo de todo lo que hice y dije y me quiero pedir perdón. Hoy me perdono por todo lo muerto y enterrado, por todas las escamas derramadas en el camino hacia encontrar qué había abajo de todo eso. Está bien. No hay más por lo que llorar, ahora podés parpadear. Puedo mirar y puedo sentir. Ya no hace falta reptar por todos esos callejones. Alsina y Nueve de Julio fueron los primeros en verme mutar. Los recuerdos pasan en cámara lenta. Por aquél entonces también pasaban en cámara lenta. No es importante. Muchas veces me olvido de lo que pasó en sí. Situaciones ficticias y verosímiles toman el lugar de los verdaderos recuerdos. Quién me puede juzgar por elegir querer creer otra versión de lo que pasó? Yo sé lo que pasó. Elecciones del más acá. Hay gente que nunca llega a conocer lo peor de sí y cree crecer igual. Nunca voy a creer en eso. Después de tanto tiempo sentí el calor del sol acariciarme la piel -ya no en carne viva- y fue, fue bueno. Las transiciones son necesarias. Hoy te prometo que no vas a llorar más.