Mi foto
No puedo cambiar (prefiero desaparecer)
Palabras distribuídas sin ningún tipo de orden especial, o espacial, o sí.

30.10.13

Flores

Eh amiga, ¿no me convidás fuego? Sonríe y tiene todos los dientes entre amarillos y negros. Está en su décimo invierno, en su décimo otoño. La primavera no la cuenta. Sí, tomá. Me voy a fumar un porrito. Me tira una mirada fugaz que choca con la mía y baja las pupilas hacia el suelo, donde ya no me puede ver mirando... nada. Dentro de él veo tantas cosas que me hacen acordar a mí. Y tantas cosas que no me hacen acordar a mí. Que el 'no' no me sale ¡Lo estás prendiendo mal! No servís ni para prender un porro. Estás fumando flores vos? Silencio. Silencio. Amiga, tenés plantas? Uno de los dos se ríe porque posiblemente no entienda y sólo puede atinar y decir un: ¿qué? Le sonrío porque sí, porque prendió el porro mal. Porque está sucio y tiene la mirada cansada y mira lo que tiene entre sus dedos con mucho más entusiasmo que con el que mira a su alrededor a los árboles, y el pantano y el cielo. Le sonrío porque no sé qué decirle. Porque no tengo plantas, porque compré las flores y fumé tanto ya... que aunque quisiera decir algo sólo le diría que el día está muy lindo hoy. Dame, lo estás prendiendo mal. Sos pelotudo, eh. Se le caen los mocos de la nariz pero no hace más que dar un par de resoplidos para adentro. Es probable que eso tampoco importe. Cuando se van, Juan me dice que es muy loco que sean tan chiquitos y estén fumando. Yo le digo que me hacen acordar a la canción 'Cómo que no?' de Onda Vaga. Y Juan se calla y mira para otro lado pensando en lo que le dije, hasta que finalmente sale de sus ideas y me da la razón. Y me dice que es triste. Y le digo que es así, y punto. Y nos callamos y seguimos fumando porro porque eso de hacer las cosas que los demás deberían hacer nunca se nos dio bien. Es otro martes en la facultad. El sol brilla, pero hay viento y creo que nos estamos sintiendo mal, porque sino no entraríamos de nuevo al castillo de concreto. Pero entramos y todo parece estar bien de nuevo. Hasta que pensé en esto de nuevo, y todo me llevó a un existencialismo que me revolvió hasta hacerme sentir nada. Porque la verdad es que ya no siento nada. Seguro que eso también está bien.

27.10.13

Somos libres como el viento! Sería peligroso atraparte

Hay cosas que no puedo cambiar. Y hay cosas de las que nunca voy a poder correr más de tres pasos. Se repiten las situaciones, se repiten los días. El silencio rellena todo lo que me queda por decir(te).


Y cuando venís, en el atardecer, vos me despertás y todo se aclara cuando miro tus ojos. Y cuando te vas, dejás algo en mi, un perfume fatal, una fragancia mortal. Nadie pertenece a nadie, todo lo que vemos es irreal. Como agua entre los dedos, se nos escurre la vida.


6.10.13

Hoy era sábado de noche, pero esto seguro pasó un miércoles

Es martes. Me tomo media botella de whisky y salgo a buscarte. Entre las calles, entre la gente, entre los autos. Subo las escaleras, pido otro whisky. Espero y contemplo. Y veo un cuerpo que se parece mucho al tuyo, o es el tuyo. No, no, debe ser alguien más. Pero no, si esa forma de caminar es la tuya. Me acerco y me saludás distante, como siempre, como todas las últimas veces que nos vimos, como hace 67 días. Siempre es la primera vez que nos vemos. Me invitás un J&B con hielo. Antes de que pueda ver el último sorbo del trago hundirse en mi garganta estamos en otro lugar. En alguna cama, en mi cama, en tu cama. Entre algunas paredes que en otro momento recordé mejor. No entra la luz, somos cuerpos, somos dos sombras del pasado, del presente, del futuro, y de muchos pasados más que quién sabe cuando fueron. Mis manos recorren tu espalda. Hay algo especial. No, no, no es especial. Algo está mal. La distancia entre tus dos primeras vértebras cervicales es más grande de cómo lo recordaba. La distancia está mal. De repente estoy sola con otro extraño que cree conocerme que no sos vos, que nunca va a ser vos, que tiene mal la distancia entre sus vértebras. No quiero que me toques más. No quiero que sientas nada por mí. Le clavo algunas agujas al vudú número trece, a tu vudú número trece. Al ser de experimentación forzosa. Lo sentimos señor por las molestias ocasionadas, no fue la intención. Una en el corazón y una en el cerebro. Quiero que me quieras, quiero que me recuerdes. Es recién cuando me despierto a la noche siguiente que entiendo de nuevo las cosas. Tengo que dejar de buscarte. Y es que quizás en algún momento lo haga, pero ahora tengo demasiados puntapiés a ir corriendo tras todos los pedazos de vos que puedo ir encontrando en el resto de las personas. Alguien me dio un mapa. Capaz lo dibujé yo. No sé, pero hoy me desperté al lado de un cuerpo vacío sintiéndome más vacía que nunca y por un segundo consideré ir corriendo a decirte lo que me pasa. Pero siempre recuerdo que quemé los puentes hacia tus castillos. Algún día voy a dejar de repetirme que las cosas están mejor así y voy a empezar a creerlo. Hoy sólo te puedo dejar esto.