Me quebrás. Ya no sé qué de todo lo que queda de mí es lo que está reaccionando ahora, pero sea lo que sea, me encantaría que dejara de funcionar al menos por un rato. Me gustaría estar durmiendo. Dormir y soñar me hace feliz cuando estoy infeliz pero no me hace feliz cuando ya estoy feliz, no sé, sentido cero. Me está molestando todo, todo. Y siento que todos esos pedacitos de cosas que dejé pasar en este último tiempo están volviendo para clavarse adentro mío. No sé si es la navidad, si sos vos que no estás, si son las cosas que veo, las cosas que escucho, o esta soledad que siento por ser domingo de madrugada y estar pasándolo acá cuando debería haber salido a olvidarme de todo en la gran ciudad como siempre hago, o qué. Pero me rompí. Vivo escapando de las cosas, de los problemas. Vivo tapando todo con algo nuevo. Ya ni sé si tenga la capacidad de resolver algo por mí misma. Necesito verte, necesito una palabra tuya, necesito que dejes de ser rosas rococó y símbolos de la paz. Te necesito a vos, y es físicamente imposible que vuelvas.
Odio el concepto de familia porque no tengo una. Odio la navidad porque no tengo una familia real con la cual pasarla. Y me odio a mí porque en el fondo, todo esto me importa. No hay manera de que me deje de sentir huérfana, ya me dí cuenta de que no la hay. Ni tampoco encuentro ser en la faz de la Tierra en quien sienta que puedo apoyarme completamente sin que haga algo que me decepcione, demostrándome lo humano que en realidad es. Me voy a la cama mejor, ya me duele la cabeza. Ni pensar puedo (por fin).
