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No puedo cambiar (prefiero desaparecer)
Palabras distribuídas sin ningún tipo de orden especial, o espacial, o sí.

6.10.13

Hoy era sábado de noche, pero esto seguro pasó un miércoles

Es martes. Me tomo media botella de whisky y salgo a buscarte. Entre las calles, entre la gente, entre los autos. Subo las escaleras, pido otro whisky. Espero y contemplo. Y veo un cuerpo que se parece mucho al tuyo, o es el tuyo. No, no, debe ser alguien más. Pero no, si esa forma de caminar es la tuya. Me acerco y me saludás distante, como siempre, como todas las últimas veces que nos vimos, como hace 67 días. Siempre es la primera vez que nos vemos. Me invitás un J&B con hielo. Antes de que pueda ver el último sorbo del trago hundirse en mi garganta estamos en otro lugar. En alguna cama, en mi cama, en tu cama. Entre algunas paredes que en otro momento recordé mejor. No entra la luz, somos cuerpos, somos dos sombras del pasado, del presente, del futuro, y de muchos pasados más que quién sabe cuando fueron. Mis manos recorren tu espalda. Hay algo especial. No, no, no es especial. Algo está mal. La distancia entre tus dos primeras vértebras cervicales es más grande de cómo lo recordaba. La distancia está mal. De repente estoy sola con otro extraño que cree conocerme que no sos vos, que nunca va a ser vos, que tiene mal la distancia entre sus vértebras. No quiero que me toques más. No quiero que sientas nada por mí. Le clavo algunas agujas al vudú número trece, a tu vudú número trece. Al ser de experimentación forzosa. Lo sentimos señor por las molestias ocasionadas, no fue la intención. Una en el corazón y una en el cerebro. Quiero que me quieras, quiero que me recuerdes. Es recién cuando me despierto a la noche siguiente que entiendo de nuevo las cosas. Tengo que dejar de buscarte. Y es que quizás en algún momento lo haga, pero ahora tengo demasiados puntapiés a ir corriendo tras todos los pedazos de vos que puedo ir encontrando en el resto de las personas. Alguien me dio un mapa. Capaz lo dibujé yo. No sé, pero hoy me desperté al lado de un cuerpo vacío sintiéndome más vacía que nunca y por un segundo consideré ir corriendo a decirte lo que me pasa. Pero siempre recuerdo que quemé los puentes hacia tus castillos. Algún día voy a dejar de repetirme que las cosas están mejor así y voy a empezar a creerlo. Hoy sólo te puedo dejar esto.

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