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No puedo cambiar (prefiero desaparecer)
Palabras distribuídas sin ningún tipo de orden especial, o espacial, o sí.

8.12.13

Sábado

Hoy me desperté a las cuatro y trece de la tarde. Contesté el celular. Recibí un inbox que decía: siempre te quise decir que eras hermosa pero nunca encontré el momento. Sonreí. Después me puse un poco triste. Me duché. Hice planes para la tarde. Hablé con gente. Me sequé el pelo. Me cambié. Salí de casa en bici. Fui a buscar a un amigo a su casa. Después a una amiga. Fuimos a una feria en una plaza. Comí un par de rabas. Una tenía una espina. Me pareció tan raro que dejé de comerlas. Me compré una bondiola a la mostaza. Le eché un montón de sal que me había robado del puesto de rabas. Me senté en el pasto. Me sentí incómoda porque había mucha gente. Le eché más sal a la bondiola. Sugerí que fuéramos a tomar un helado. La primer heladería estaba cerrada. Puteé. Fui a buscar mi bici. Un fisura que estaba apoyado contra ella me hizo saludarlo. Me fui por el lado con menos gente de la plaza. Compré un cuarto kilo de sabor lemon pie, chantilly con frutillas y dulce de leche bombón. Le caí mal al heladero. Me tiró una cucharita encima medio a propósito medio que no. Me senté en las mesas de afuera. Charlé de un montón de banalidades. Miré a una mujer embarazada que llevaba un perro y un hijo de unos dos años y me alegré un poco por mi vida, y me entristecí un poco por la suya. Me acordé que me tenía que ver con otro amigo. Lo llamé, le dije que no iba. Llamé a otro amigo, me dijo que fuera a su casa que estaban ahí un par. Fui a su casa. Tomé dos fernets sin hielo que no estaban para nada ricos. Fumé tabaco armado. Conté la historia de, no, no me acuerdo qué historia conté. Pero sé que no era una historia copada. Me reí de mí misma. La gente se rió también. Fuimos a otro lugar. Recitaban poesía y pintaban gente. Y vendían alcohol y empanadas muy baratas. Compré una cerveza. Me puse a hablar con dos chicos que me ofrecieron flores. No sabía que eran flores hasta después. Fumé bastante. Uno era muy lindo. Era tan lindo que cuando contó que tenía novia y acababa de irse a vivir con ella me dí cuenta de que posiblemente estuviera perdiendo el tiempo. Igual le ofrecí un poco de cerveza. Cambié de lugar en la fiesta. Me tomé otro vaso de cerveza. Fumé tabaco armado. Se me acercó un tipo con bigote que tenía una mirada muy profunda y me preguntó si yo leía ahí. Le dije que no, que no leía. Le pregunté si él leía. Me dijo que antes sí, pero ahora ya no, porque tampoco escribía más, y porque había roto todos los papeles con todo lo que escribió en su vida en público. Le dije 'ah, claro'. Le dije 'por qué hiciste eso?', aunque no parecía importarle mucho si preguntaba o no. Me contestó que lo hizo para liberarse, y que cualquier cosa que te ate al pasado no tiene razón de existir. Me dijo que los actores estaban en contra de utilizar emociones pasadas para actuar sensaciones presentes. Me dijo que recordar las cosas pasadas te ata a fantasmas, que eso no hace falta. Lo que aprendiste ya lo aprendiste. Me dijo que el verdadero camino de uno se construye en el presente. Me dijo que hay que liberarse. Me dijo que el tiempo libera, pero que la linealidad temporal no deja de ser una creación del hombre. Me dijo que el ser humano construye pocas relaciones, que la mayoría de las cosas son pasajeras y no aportan. Que el rencor no aporta, que nada que implique pasado aporta. Le dije que tenía razón. Después pregunté si alguien tenía tabaco. El tipo de bigote me miró un rato largo pero no le quise decir más nada, porque él ya me había hecho su aporte, y creo que no quería escuchar nada más. Tuvimos que hablar bajo porque seguían recitando poesía. Una mujer francesa se enojó con un chico que le tiró una piedra según ella. Me regalaron una porción de torta y una empanada. Me traje un burro de cartón a mi casa. Camino a casa andando en bici, paré a cargarle aire. Justo pasaron dos flacos que también iban a cargar aire. Uno de los dos estaba muy duro, el otro era un ángel. El ángel me dijo 'de dónde viene una chica como vos, sola? qué hacés acá?', y le dije 'lo mismo que vos'. Me preguntó si era del barrio, le dije que sí. El duro se peleó con la rueda de mi bici un rato, me ayudaron a inflarla. Les cambié monedas para que inflaran la suya. El duro insistía en decirle 'Freddy' al ángel pero el ángel le decía todo el tiempo 'no soy Freddy!'. Después de que casi reventaran la rueda de mi bici dos veces, se infló y me fui. Antes de despedirme les dije 'chau chicos, que tengan mucha suerte'. Los dos me sonrieron y me dijeron 'gracias, que tengas un buen viaje hasta tu casa'. Me sentí bien por un rato. Recargada de vibras positivas o algo así. Pedaleé rápido, pasé muchos semáforos en rojo. Llegué a casa en muy poco. Le dí agua a mi conejo. Mi conejo suena a posesión, bueno no, a Chuck. Me senté acá. Pasó otro día. Puedo. Son las cinco y treinta y un minutos de la mañana. Estoy viva y creo que eso está bien (sí, sigo sin tener certezas).

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