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No puedo cambiar (prefiero desaparecer)
Palabras distribuídas sin ningún tipo de orden especial, o espacial, o sí.

26.1.16

Cosas que pienso cuando estoy lejos - desde Vienna con amor.

- Me quiero ir a la mierda, a cualquier lugar.
Es la decimoctava vez que tenemos esta conversación. El humo del pucho se cuela entre sus pestañas. Hoy no le llego a ver los ojos.
- Y andate.
Estoy cansada, la pantalla del teléfono marca que ya pasaron trece minutos desde las cuatro de la mañana. El ambiente indica que faltan por lo menos, cincuenta y un minutos para que pueda apoyar mi cuerpo en la cama. Todo es una cuestión numérica, como siempre. Y ahí a la cuenta de
uno,
dos,
tres.
Empezás de nuevo.
Vos decís que no es tan fácil. que tenés cosas que hacer acá. Que primero tenés que terminar la carrera, conseguir un mejor laburo, juntar la guita, tener el "qué bueno que hagas esto" de tus viejos, arreglar las cosas con tu ex, rescindir el contrato de alquiler, pensar qué hacés con tu perro, porque Simba sólo te responde a vos y la última vez que se lo dejaste a alguien se comió hasta las esquinas de la heladera, porque el perro, decís, no puede vivir sin vos.
Mientras hablás, agito las latitas de cerveza a ver si por casualidad, a alguna le queda algún fondo. Pero no hay tal suerte.
Y seguís,
que el gobierno de turno,
que los dólares,
que el país,
que las veredas,
que el transporte público,
que los hospitales,
que la universidad,
que el clima,
que TODO,
se viene abajo.
Que no hay posibilidades de crecer.
Que todos los días sentís que te despertás en
exactamente
el mismo día.
Que tenés pesadillas cuando dormís.
Que tomás ansiolíticos cuando no dormís.
Y de vez en cuando un poco de falopa para compensar.
Para poder salir de la cama para laburar.
Que la droga ya no es lo que era,
a Sudamérica llega demasiado cortada.
Que los políticos se quedan con lo mejor para ellos,
porque son unos hijos de puta,
y no les importa si te estás muriendo tomando porquerías.
Que en Ibiza te tomaste media pastilla y estuviste bailando toda la noche,
que esos fueron días de verdad,
los del verano en Europa.
Y de vuelta rematás contra el gobierno,
por su culpa,
viajás al laburo todos los días como ganado.
El boleto te parece desmedidamente caro,
así que cada vez que podés te mandás al subte sin pagar,
hacés tu aporte a los subversivos.
Porque la Cretina es una conchuda,
y Macri también,
y La-rata cae en la volteada.
Y no,
vos no vas a pagarle a esa gente para que mejore una mierda,
porque es obvio que sólo se van a chorear todo.
Que las cosas están cada vez más caras,
la carne aumentó un 237% esta semana.
Y vos comprás cada vez más dólares,
para asegurarte que tu guita valga algo
el día que finalmente dejes de llenarte la boca con boludeces y decidas irte a la goma.
Después de todo este tiempo vos y yo sabemos que ese día no va a llegar mientras sigas atrapado en tu propia jaula.
Y pienso en decirte que cuando hablás así enfermás al resto,
que no hay sentido en escaparse,
no arregla nada.
Que estoy cansada de escuchar comparaciones sinsentido entre Norteamérica y Sudamérica, entre Europa y América, entre Oriente y Occidente, como si algo fuera "mejor", o "peor", cuando simplemente son cosas diferentes.
Tengo ganas de gritarte que La Tierra Prometida no existe,
si no llegás a ser feliz con lo que sos y tenés, menos vas a serlo en la otra punta del planeta;
que lo único que tenés es hoy,
la mejor versión de vos misma es esta.
(otras todavía no fueron inventadas).
Irte a la mierda, sólo por irte a la mierda es como pintar un mural de colores alrededor de un pibe llorando. El contexto no necesariamente cambia los hechos.
Finalmente hacés una pausa, ya no te queda nada contra lo que arremeter. El silencio nos deja unos segundos para respirar. Es mi turno.
- Resolvete y viajá. - te dije al final. - Viajar siempre sirve. El mundo que conocés puede esperar. Una vez alguien me dijo eso, que todo lo que conocés siempre va a estar en el mismo lugar en el que lo dejaste. Y eso es algo que sólo vas a poder ver cuando vuelvas. Pero es una certeza, y es un buen punto a recordar cuando te parezca que no sabés ya de dónde venís ni a dónde estás parado. Siempre estás yendo a "casa". Algunos caminos son más largos que otros, pero todos van al mismo lugar, aunque a veces parezca que no.

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